LOS RELATOS AVANZAN

¡Hola!
Este parón es un momento perfecto para cultivar la escritura creativa y me alegra decir que ya he recibido muchos textos interesantes que van creciendo día a día.
Hoy os dejo aquí el relato escrito por Antón (1B). Si os parece podéis leerlo y dejar un comentario.
Si los demás también queréis exponer vuestras historias, decídmelo y estará encantada de subirlas al blog.

Relato
Autor: Antón (1B)

Todo está oscuro y apenas hay iluminación. Cada dos por tres siento un escalofrío en mi espina dorsal y cada vez siento más ansia por salir de aquí.Tengo la sensación de que no hay salida. Entre la oscuridad , el aire gélido, y el fuerte olor a humedad, oigo una respiración. Se está acercando cada vez más y me aterroriza. Sospecho que es alguien que me va a hacer daño y echo de menos a mi hermano. Huyo corriendo pero la respiración me sigue. Solo cuando tropiezo y me caigo, me doy cuenta de que estoy solo, y ese sonido era mi propia respiración, cada vez más rápida. Parece que en este sitio no hay paredes y es infinito, porque,por mucho que camino intentando encontrar algo, no soy capaz de ver ni tocar ninguna pared, muralla, mueble o piedra.


Solo recuerdo cómo llegué aquí. Mi hermano y yo acabábamos de bajar de una noria, y yo me sentía bastante mareado. Nada más bajar, intentamos decidir a qué atracción íbamos a ir después.Yo le propuse ir al “tiro al blanco”, o a participar en una tómbola, porque me hacen sentir seguro, mientras que las norias y las montañas rusas me dan vértigo y me ponen nervioso. Pero mi hermano dice que las tómbolas son un timo y por eso sugirió visitar la casa del terror o subirnos a una montaña rusa. Al final hicimos un trato: primero iríamos a la casa de terror y después jugaríamos al “tiro al blanco”.


Y así fue, nos fuimos a la casa del terror y desde entonces estoy aquí, perdido, sin nadie que pueda salvarme. Se me ha ocurrido una idea, aunque es ridícula y todos se reirán de mí, pero no puedo resistir la tentación: “¡¡¡AAAAAAAH!!!”grito con todas mis fuerzas.


De pronto, oigo una puerta que se abre y entra luz; me doy la vuelta y hay una puerta abierta!


Corro a toda velocidad hacia la salida, y allí, nada más salir, me recibe mi hermano.





Suspiro de alivio, ya se ha acabado esa pesadilla. Siento la dulce cálida brisa, el sol brilla con fuerza, apenas me cuesta acostumbrarme a su luz. Oigo a la gente charlando, pasándoselo muy bien. Eso me alegra.